Ligeti: Odisea Musical (1 de 2)

En los 60, György Ligeti emergió en la escena musical contemporánea con una sonoridad nueva: creaba nubes de timbres y texturas fascinantes, sin melodías ni ritmos audibles. Cuando Stanley Kubrick incluyó esta música alienígena en 2001: Odisea del Espacio, cautivó la atención de millones de oídos en todo el mundo. ¿Quién era este compositor, y qué hay detrás de sus sorprendentes obras?
Un comienzo desolador
Como ocurre frecuentemente con los artistas europeos de su generación, es imposible desligar la obra de Ligeti de las vicisitudes históricas que marcaron su juventud.
György Sándor Ligeti nació en 1923 en Transilvania (en ese momento parte de Hungría, hoy de Rumania), en una familia de ascendencia judía. Su niñez y adolescencia transcurrieron en aquella tierra que había inspirado el Drácula de Bram Stoker, absorto entre los libros y los discos que devoraba con una curiosidad omnívora y precoz. En un ambiente signado por el atroz antisemitismo de la Segunda Guerra Mundial, el Estado le prohibió seguir una carrera científica, de modo que decidió estudiar música, su otra pasión. Sin embargo, la ocupación nazi de Hungría destrozó sus planes: él fue sometido a trabajos forzados para el ejército, su hermano y su padre murieron en campos de concentración y su madre sobrevivió a Auschwitz.
Tras el horror de la guerra, Ligeti se mudó a Budapest para continuar sus estudios musicales en la Academia Franz Liszt. Debido a la censura, primero nazi y luego comunista, el contacto con la música contemporánea estaba muy restringido. Incluso la obra de Béla Bartók, el compositor húngaro más famoso en aquel momento (y un feroz opositor del totalitarismo), estaba prohibida. Para Ligeti, Bartók personificaba a la vez “la gran tradición musical y la música moderna”, y anhelaba estudiar con él; pero al llegar a Budapest recibió la noticia de que su héroe había muerto exiliado en Nueva York. En la Academia estudió finalmente con otro gran compositor, Zoltán Kodály, y luego de su graduación en 1949 comenzó a dar clases en la prestigiosa institución.

◆ Auditorio de la Academia Franz Liszt de Budapest.
La mayoría de las piezas que Ligeti compuso aislado por la “cortina de hierro” fueron más bien tradicionalistas, aunque resaltan dos: Musica Ricercata (1951-53) y el Cuarteto para Cuerdas No 1 (1953-54). En ambas se advierte la influencia de Bartók, pero también la impetuosa intención de componer música nueva, transgrediendo lo permitido por el régimen comunista. Por temor a la represión, no las estrenó sino hasta varios años más tarde, en el exilio.
◆ Escuchá Música Ricercata. Ligeti compuso el icónico primer movimiento valiéndose de una sola nota, La, en diferentes octavas; sólo en el acorde final se escucha un Re. En los siguientes 10 movimientos va sumando de una nota a la vez, hasta completar los 12 tonos de la escala cromática.
Experimentos en el exilio
En 1956, los soviéticos reprimieron brutalmente un levantamiento popular en Hungría, y Ligeti, harto del totalitarismo, escapó a Viena junto a su esposa, escondiéndose bajo sacos de correo en un vagón de tren. Dejó literalmente casi toda su música atrás, y no regresó a Transilvania hasta los años 90.
Una vez en su nuevo destino, aprovechó para sumergirse de lleno en la música y la cultura contemporánea de Europa occidental. Asistió a los famosos cursos de Darmstadt y trabajó por tres años en el Estudio de Música Electrónica de la Radio de Alemania Occidental (WDR), grandes usinas de nuevos paradigmas musicales y tecnológicos. Estas experiencias lo pusieron en contacto con compositores como Boulez, Xenakis, Nono, Penderecki y Stockhausen, además del estadounidense John Cage y el argentino Mauricio Kagel, todos ellos destacados (y controvertidos) por su radicalidad.
De este período datan sus dos únicas obras electrónicas: Glissandi (1957) y Artikulation (1958). Aunque Ligeti admitió que el sonido que salía de los parlantes no le interesaba realmente, algo de la lógica de la música electrónica, llevada al terreno orquestal, le permitiría desarrollar la estética por la que es mundialmente reconocido.
◆ Escuchá Glissandi (1957) de Ligeti.
Atmósferas alucinantes
Disconforme con el ambiente académico cada vez más polarizado e intransigente, Ligeti fue buscando un estilo musical que se distanciara tanto del lenguaje tradicional como del de los otros vanguardistas.
Desde su juventud en los años 50 lo perseguía una visión recurrente en la que imaginaba una música estática, libre de melodías y pulsaciones rítmicas, como una nube de sonido que gradualmente iba cambiando de color desde su interior. Ligeti no creía posible materializar esta alucinación acústica desde los métodos compositivos existentes hasta que, tras años de experimentación, logró desarrollar una técnica propia que llamó micropolifonía.
Por lo general el sonido de distintos instrumentos es utilizado para dar color a armonías y motivos rítmico-melódicos. La micropolifonía, por el contrario, usa los instrumentos, armonías y motivos, no como protagonistas, sino como materia prima para forjar sonoridades nuevas y complejas que ocupan el primer plano absoluto.
"Lo que se escucha es una suerte de textura impenetrable, algo así como una telaraña muy densamente entretejida. Mantuve las líneas melódicas como base de la composición, gobernadas por reglas tan estrictas como las de Palestrina o de la Escuela Flamenca, pero reelaboradas por mí. La estructura polifónica no se puede oír, permanece oculta en un mundo microscópico, subacuático, inaudible. Lo llamo micropolifonía (¡qué palabra tan bella!)".
—György Ligeti
Ligeti reveló su micropolifonía con el estreno de Atmospheres (1961), para orquesta sinfónica, demostrando una enigmática nueva sonoridad que por momentos se siente artificial, casi electrónica. Se constituyó en una pieza paradigmática del siglo XX, que introdujo la música de Ligeti en la escena internacional.
En el caso de Lontano (1967), otra de sus obras más célebres, las masas sonoras sugieren armonías y melodías que constantemente aparecen y se desintegran, como espejismos auditivos. Esta obra se pudo escuchar en un concierto de la temporada 2016 del ciclo Contemporáneo, interpretado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires bajo la dirección de Wolfgang Wengenroth.
◆ Escuchá Lontano por la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Jonathan Nott.
La micropolifonía es una textura musical formada por muchísimas melodías sonando en simultáneo, cada una con ligeras diferencias en sus notas y ritmos. Aunque las partes de cada instrumento están escritas nota por nota siguiendo reglas canónicas, el resultado es tan complejo, denso y saturado que resulta imposible reconocer las líneas individuales. Se escucha en su lugar un único sonido, una masa sonora en la que los elementos particulares se comportan como insectos que contribuyen al movimiento coordinado de un vibrante enjambre. Esta combinación permite la creación de nuevos timbres que no existen en ningún instrumento.
Ligeti encontró parte de la inspiración para el desarrollo de esta técnica en el pasado remoto, escuchando los corales polifónicos de Johannes Ockeghem, el compositor más famoso de la escuela franco-flamenca del siglo XV. Su música parece mantenerse flotante, fluyendo sin un ritmo o fraseo completamente evidente. Aunque las voces pueden imitarse en canon (entrando una después de la otra) las melodías nunca se sincronizan, y se escucha una textura siempre cambiante. En esto consiste el principio de varietas ("variedad") de Ockeghem, que Ligeti reelaboró en su micropolifonía.
◆ Escuchá Deo gratia (canon a 36 voces) de Johannes Ockeghem.


◆ Comparación entre los primeros compases del canon Deo gratia atribuído a Ockeghem, y de Lontano de Ligeti, donde se aprecian las entradas sucesivas de voces que se imitan.
◆ Escuchá el Kyrie del Requiem de Ligeti.
El Requiem (1965) de Ligeti se posiciona firmemente en relación a la tradición musical y es reconocido como uno de los más importantes en su género. Fue la mayor obra del compositor hasta ese momento, tanto por su duración (30 minutos) como por el extenso orgánico que involucra una gran orquesta sinfónica y dos coros mixtos.
Entre sus cuatro movimientos resalta un frenético Kyrie, en el que Ligeti se arma de todo el poder acústico y expresivo de la micropolifonía para componer un entramado coral tan sobrecogedor que, aunque el texto se deshace completamente, de algún modo nos hace escuchar a la humanidad entera suplicando por misericordia.
◆ Estreno del Requiem de Ligeti en el Colón (2018). Fotos por Máximo Parpagnoli.
El estreno latinoamericano del Requiem sucedió más de cincuenta años después de su composición, en 2018, como parte del Ciclo Contemporáneo del Teatro Colón. La obra fue interpretada por la Orquesta Estable del Teatro Colón, dirigida por el Mtro. Enrique Arturo Diemecke, y el Grupo Vocal de Difusión, a cargo del Mtro. Mariano Moruja.
En el siguiente video, el Maestro Moruja reflexiona sobre las complejidades técnicas que la pieza supone para el coro.
Ligeti y Kubrick
Aunque la era espacial inspiró muchos films de ciencia ficción, 2001: Odisea del espacio de Stanley Kubrick es una obra maestra única en su tipo. Cuando llegó a los cines en 1968, causó un gran revuelo. Se trataba de una gran producción de Hollywood, pero no tenía actores famosos, los diálogos eran escasos y el final resultaba demasiado experimental para el cine comercial. Otro aspecto sin precedentes era la banda sonora, que complementaba las impactantes imágenes con grandes obras de música clásica, en una simbiosis extraordinaria. Esta incluía piezas muy conocidas, como Así habló Zarathustra (1896) de Richard Strauss y el Danubio Azul (1866) de Johann Strauss, y novedosamente incorporaba varias obras recientes de György Ligeti: en las apariciones del elusivo monolito y en la lisérgica secuencia final del portal estelar suenan partes de Atmospheres, Requiem, Lux Aeterna (1966) y Aventures (1962).
◆ Tráiler de 2001: Odisea del espacio.
Kubrick usó la música sin permiso del compositor, incluso editando y modificando electrónicamente algunas de las obras. Ligeti inició una demanda, pero llegaron a un arreglo. Inesperadamente, este traspié dio inicio a una amistad entre ellos. Kubrick volvió a usar piezas de Ligeti en sus films, Lontano en El resplandor (1980) y Musica Ricercata en su última película, Ojos Bien Cerrados (1999). Gracias a esto, la música de Ligeti recibió una inmensa difusión entre el público general.
En 2015, con el Teatro Colón a sala llena, se presentó 2001: Odisea del Espacio con música en vivo, en el marco del ciclo Contemporáneo. El concierto tuvo la dirección musical del Mtro. Christian Baldini y fue interpretado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y el Estudio Coral de Buenos Aires dirigido por el Mtro. Carlos López Puccio.
◆ Presentación de 2001: Odisea del espacio con música en vivo en el Teatro Colón (2015). Fotos por Arnaldo Colombaroli.
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