Un gesto de vitalidad entre el desconsuelo
250 Aniversario
Ludwig van Beethoven
Un gesto de vitalidad entre el desconsuelo
Sonata para piano N° 18 en Mi bemol mayor (Op. 31, N°3)
Intérprete: Claudio Arrau
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Teatro Colón, 28 de agosto de 1964.
La sonata para piano No. 18 en mi bemol mayor (Op. 31, No. 3) fue compuesta en 1802, y puede considerarse como una pieza de transición entre una concepción estilística eminentemente clasicista de Beethoven a una concepción más personal de concebir las obras, en las que entran en juego ciertas ideas revolucionarias en cuanto a forma y estructura, que cristalizaron en el impulso del estilo romántico.
Es así como en una misma sonata de Beethoven podemos encontrar dispositivos de composición propios de los grandes clásicos como Haydn y Mozart, y también -por otro lado- se percibe una propuesta inusual dentro de este repertorio pianístico: una sonata cuyos cuatro movimientos (Allegro, Scherzo, Minuet, y Presto) están en modo mayor y ninguno es lento. Estas características le confieren a la composición entera una cohesión única con un vigor evidente, cuyo tercer movimiento -centralmente debido a sus cualidades rítmicas y velocidad- le concede a la sonata el mote de “La chasse” (La caza).
La historia de la creación de esta obra es particular: así como las sonatas Op. 31 pueden considerarse una bisagra dentro del estilo del compositor (entre otras obras de la época), también puede tomarse este año -1802- como un quiebre en la vida personal. Por recomendación de su médico, Beethoven decidió pasar ese verano en Heiligenstadt. Allí tuvo un tiempo particularmente activo de composición: creó nada menos que las tres sonatas para piano que forman el Op. 31, las Variaciones Op. 35, y completó la Sinfonía N°2.
Su creatividad prosperó en un momento profundamente doloroso de su vida, lo que se evidencia en el famoso “Testamento de Heiligenstadt” dirigido a sus hermanos, donde dejó registro escrito de su terrible padecimiento, que lo empujó a ser un hombre desesperado y solitario: “...cuando en algún momento traté de olvidar es, oh, cuán duramente fui forzado a reconocer la entonces doblemente realidad de mi sordera”.
Con palabras de profundo pesar, Beethoven le deja en claro a su familia la decisión de terminar con su vida, cosa que por supuesto no llevó a cabo. Este texto fue encontrado posteriormente a su muerte, junto a las famosas cartas dirigidas a su “amada inmortal”. Ese año, en la biografía y obra del compositor, fue una prueba de su profundo espíritu de superación que representa una verdadera inspiración para la humanidad.
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