Una Violetta de hoy
La soprano albanesa Ermonela Jaho debutó en el Teatro Colón con La Traviata en 2017. En esta entrevista previa al estreno, expresa sus expectativas y repasa su trayectoria.
Por Pablo A. Lucioni
Fotos: Máximo Parpagnoli
#Ópera
Ermonela Jaho es una soprano que viene destacándose en la escena lírica internacional. Potente actriz, notoria por la intensidad de sus interpretaciones, llega al Colón para dar vida a la heroína de Dumas y Verdi, en uno de sus personajes más trascendentes. De hecho, es esta ópera, cantada en albanés, la que a muy temprana edad y aún sin conocer nada del género la impresionó tanto que la llevó a proponerse ser cantante. Su perseverancia, el haber inmigrado a Italia y la convicción admirable que la impulsa la llevaron a cumplir su sueño con creces.

Jaho como Violetta en La Traviata. Teatro Colón 2017.
“Ésta será la primera vez que cante en el Teatro Colón. Siempre he escuchado maravillosas descripciones de mis colegas acerca de su acústica y lo bello que es. Ha estado por largo tiempo en mi lista de lugares donde me gustaría cantar, y finalmente llegó la oportunidad”, comenta.
¿Cómo maneja la expectativa de presentarse en un nuevo escenario y ante una nueva audiencia?
Es algo que todavía crispa mis nervios, especialmente al principio. No he perdido esas emociones que los artistas tenemos en el momento de entrar en escena. Me siento afortunada, y realmente creo que si uno dejara de sentir esa adrenalina y vértigo, sería momento de abandonar la actividad. Hay mucho para ajustar en uno mismo para adaptarse a la acústica de un nuevo teatro y a las expectativas de un nuevo público. Yo aprendo muchísimo de cada nueva audiencia, pero creo que también las audiencias aprenden de los artistas. Cuando no tengo referencias directas más concretas, mi aproximación es con el corazón. Éste es, en definitiva, y según mi opinión, el lugar donde la música verdadera debe iniciar y terminar su existencia.

Su debut será con un rol que indudablemente es emblemático y la ha marcado profundamente, ¿verdad?
Sí, ha articulado todo el principio de mi carrera, y también lo que vino después. En sí La Traviata ha sido la razón por la cual decidí ser una cantante de ópera, y todavía sigue siendo una referencia permanente para mí. Violetta es un rol que si eres capaz de interpretarlo siendo una cantante joven, significa que estás lista para una carrera profesional en serio pero, al mismo tiempo, luego de años de actividad, si uno sigue pudiendo hacerlo holgadamente, habla de que se mantiene en óptimo estado vocal. Tal vez deba dejar de considerar a Violetta como el rol de mi vida, no porque lo aprecie menos, sino por respeto a otros que vengo incorporando, y a los cuales amo también.
Habiendo trabajado tanto con él, ¿cómo evolucionó con los años su perspectiva de este personaje?
Siempre me acuerdo de mi primera experiencia profesional con La Traviata, en la que terminé absolutamente exhausta y agotada. Si lo veo en retrospectiva, todavía no me explico de dónde saqué la energía y resistencia para encarar el personaje de esa forma, tan despojada y descarnada en lo espiritual. Odio verme y escucharme en grabaciones, pero las pocas veces que he visto otras interpretaciones posteriores me doy cuenta de que no es que haya perdido el acercamiento con sinceridad al rol, pero he ganado tanto en habilidades técnicas; hoy logro expresar con mayor detalle y profundidad cosas que, anteriormente, atacaba sólo sobre la base de energía. A mí me fascina esta capacidad de transmitir más con menos, pues potencialmente brinda una holgura expresiva sustancial para el intérprete.

¿Leyó el original de Dumas de La dama de las camelias? ¿Qué diferencias encuentra en la visión de Verdi y su libretista Piave en comparación con el personaje literario?
Sí, la leí varias veces, en francés, italiano y albanés. Y no porque esperara que en algún momento terminase menos trágicamente, sino para no perderme detalles finos que cada lengua ofrece, y el hecho de que cada traductor devela el drama a través de su punto de vista. Veo la aproximación de Verdi como más teatral, la novela me parece más cercana a la vida real. Y esto es entendible, porque el libro podría inspirar un poema sinfónico, pero no una ópera… Mi reflexión de la obra termina siendo que, en la vida, rara vez reconocemos el valor real de las cosas hasta que las perdemos, y eso nos hace tomar conciencia de lo insignificantes que pueden ser el orgullo, el egoísmo, el narcisismo...
Frecuentemente ha hablado de lo determinante que fue para usted su experiencia como inmigrante albanesa en Italia. ¿Esto la ha marcado como intérprete?
Cuando a Ernest Hemingway le preguntaron cuál era la mejor formación para un escritor, él contestó: “Una niñez infeliz”. En los primeros años de mi carrera, siempre tomaba las dificultades como una maldición, pero con el tiempo fui descubriendo que en realidad habían sido una bendición disfrazada. Todos acumulamos experiencias a través de nuestras vidas. Un verdadero artista tiene un alma sensible, y gracias a eso puede capitalizar lo que le ha pasado, relacionándose de tal manera con las vivencias que luego podrá evocarlas para expresarlas en su forma más pura. Las experiencias de vida son un recurso indispensable y sustancial para todo artista.

Su voz podría definirse como de soprano lírica. Con su intensidad interpretativa, supongo que las tentaciones para asumir papeles de soprano spinto son lógicas...
Para sobrevivir al ritmo actual de un cantante de ópera, tienes que conocer tus limitaciones. Yo siempre supe que soy una soprano lírica, y que esa es la naturaleza de mi voz. La presión está siempre allí, intentando llevarte a roles spinto. Especialmente por mi temperamento escénico, sí, eso aparece como una oportunidad natural. Yo voy a estar hacieno esta Traviata del Colón después de treinta funciones de Butterfly en lo que va del año. Y sé que es una exploración más allá de lo que es mi hábitat natural, soy plenamente consciente de eso. Por esta razón pienso balancear mejor mi dieta vocal, haciendo más bel canto en futuras temporadas. En cuanto a desafíos, hace tiempo estoy considerando Tosca, pero no siento que aún sea el momento correcto.
A través de la historia de la ópera, varios cantantes de los Balcanes lograron trascendencia internacional, aunque Albania fue una excepción en ese sentido. ¿Cómo es la tradición musical en tu país?
Es real que las voces de los Balcanes tienen un carácter bastante especial. Puede que parte de eso lo hayan determinado las duras historias que vivieron muchos de nuestros países, y la ubicación, entre culturas occidentales y orientales, nos hizo particulares. Las voces albanesas han tenido esa misma riqueza, pero no han brillado en el mundo, por ser un país chico, por haber vivido cincuenta años bajo un régimen comunista… Hay mucha tradición de música folklórica (como el canto a cappella) y también una gran tradición de música clásica vocal y compositores nacionales, pero que no han llegado a tener trascendencia universal.

Muchas veces las audiencias añoran a las grandes voces del pasado. ¿Cree que esto se deba más a una falta de carácter de las nuevas generaciones que a menores cualidades vocales?
En mi opinión sí, es una absoluta falta de carácter. Siempre va a haber bellas y poderosas voces en el mundo. En mi país, con una población de apenas tres millones, hay al menos diez voces fantásticas, que si fueran medidas sólo por eso, tendrían que ser estrellas internacionales. Este ejemplo sería mucho más patente con países de treinta o trescientos millones, y definitivamente debemos tener en el mundo miles de voces magníficas, pero ¿todas son capaces de movilizar con la emoción e intención a una audiencia? Creo que la respuesta a eso la conocemos, y es no. Para mí una bella voz es como una bella caligrafía, que puede ser hermosa a la vista, pero si no hay una historia detrás, no va a poder mantener la atención del lector. Por lo tanto, un canto sin pasión se escucha sin devoción...
Ha cantado varias veces en España. Según tengo entendido, varios la han encontrado parecida a Penélope Cruz.
Algunas personas lo habían mencionado, y es gracioso que me lo preguntes. Tuve la oportunidad de conocerla en Londres, en el Royal Opera House, durante una Giselle. Ella estaba con su marido, los dos son grandes amantes del ballet y la ópera. Me pareció una persona adorable.
Artículo publicado originalmente en la edición 129 de la Revista Teatro Colón.
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