El lago de los cisnes
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El lago de los cisnes
COREOGRAFÍA MARIO GALIZZI
NUEVA PRODUCCIÓN TEATRO COLÓN
El más fascinante de los ballets clásicos, fue el primero que compuso Tchaikovsky y sigue siendo el favorito del público y de todas las compañías que lo realizan alrededor del mundo. Creado a partir de cuentos populares rusos y alemanes, relata la historia de Odette, una princesa convertida en cisne por la maldición del hechicero malvado. Con coreografía del argentino Mario Galizzi, basada en las originales de Marius Petipa y Lev Ivanov, la cual exige un enorme virtuosismo por parte de los protagonistas y el cuerpo de baile entero, se presentará otra vez en el escenario del Colón en una nueva producción escénica que cerrará la temporada.
PROGRAMA DE MANO
La misma fascinación
Indudablemente, El lago de los cisnes es el más popular de los ballets clásicos: atravesó tres si- glos desde su estreno en Moscú, en 1877, y nunca se bajó de los escenarios a partir de su premier en San Petersburgo, dieciocho años más tarde, cuando una reescenificación le dio el brillo con el que pasó a la historia. Todavía hoy, casi todas las compañías del mundo lo hacen, en produc- ciones que varían notoriamente entre una y otra, con finales felices o desenlaces trágicos. El título es, además, el favorito de las bailarinas aunque muchas aseguren que es el más difícil y constituye una atracción garantizada para el público, que conoce la obra mucho más de lo que cree. No importa en dónde viva, desde la infancia cualquier persona ha escuchado la música de Tchaikovsky –incluso puede ser que sin saberlo– o ha visto la danza de los cuatro cisnes tomados de la mano –el famoso pas de quatre del segundo acto– en cine, televisión y hasta en dibujitos animados. Por no hablar de la historia, que con mayor o menor detalle, todos conocen: el príncipe Sigfrido está cumpliendo la mayoría de edad cuando su madre le anuncia que debe casarse y él, que hasta entonces no ha conocido el amor, termina prendado de una doncella convertida en cisne por un maléfico brujo. Un engaño conduce al desenlace, ya que Von Rothbart hará pasar a su hija por aquella y, cuando, confundido, el príncipe la elija, no habrá retorno. De un juramento en falso no se vuelve. |