Orquesta Filarmónica: Concierto 1
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Orquesta Filarmónica: Concierto 1
PARTE I
Erich Wolfgang Korngold
(1897–1957)
Concierto para violín y orquesta en Re Mayor, Op. 35
Moderato nobile
Romanze
Allegro assai vivace
PARTE II
Felix Mendelssohn
(1809–1847)
Sueño de una noche de verano Op. 61
Obertura, Op. 21
Nº 1 Scherzo
Nº 2 Melodrama y Marcha de las Hadas: “Über Táler und Höhn” Nº 3 Lied mit Chor (Canción con coro): “Kommt, einen Ringel!” Nº 4 Melodrama: “Was du wirst erwachend sehen”
Nº 5 Intermezzo
Nº 6 Melodrama: “Welch hausgebackenes Volk”
Nº 7 Nocturno
Nº 8 Melodrama: “Sei, als wäre nichts geschehn”
Nº 9 “Hochzeitsmarch”
Nº 10 Marcha fúnebre
Nº 11 Ein Tanz von Rüpeln
Nº 12 Reprise de la marcha nupcial
Finale: “Bei des Feuers matten Flimmern”
Sala Principal
Fábrica de sueños
Por Gustavo Fernández Walker
KORNGOLD: CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN RE MAYOR, OP. 35
La figura y la obra de Erich Wolfgang Korngold parecen suspendidas entre dos universos, en más de un
sentido: nacido en los últimos años del siglo XIX en el Imperio Austro-húngaro, murió en 1957 en Los Ángeles, California. Hijo de uno de los más influyentes críticos musicales de Viena, fue un niño prodigio, autor de óperas muy exitosas, antes de emigrar a los Estados Unidos para dedicarse a componer bandas de sonido para la incipiente industria hollywoodense (llegó a ganar el Oscar a la mejor composición original en 1936 y 1938). El Concierto para violín en Re mayor, Op. 35 (1947) condensa muchos de estos aspectos. De un lado, mantiene la estructura en tres movimientos de los conciertos del siglo anterior: un expansivo movimiento inicial (Moderato nobile), un lírico movimiento central (Romance) y un brillante final (Allegro assai vivace). A la vez, gran parte del material musical de cada uno de esos movimientos está tomado de sus composiciones para el cine (principalmente Juárez, Anthony Adverse y Príncipe y mendigo). La dedicatoria a Alma Mahler, un gesto de reconocimiento a la familia que lo apadrinó en los inicios de su carrera, completa esa mirada hacia un pasado no tan lejano en el tiempo, pero definitivamente arrasado por la historia europea del siglo XX.
El Concierto para violín es también el primer intento de Korngold por volver a la música “pura”, por fuera de los encargos de bandas de sonido para el cine. A riesgo de caer en un psicologismo poco feliz, la búsqueda de una identidad personal parece una constante en Korngold, primero una joven promesa que se presenta en la sociedad musical vienesa bajo la tutela y el apellido de su padre, luego un emigrado europeo en los Estados Unidos. Korngold alcanza un gran reconocimiento, pero en términos que no eran los de las salas de concierto y los teatros de ópera del siglo XIX, su universo musical de referencia.
Acaso Shakespeare, un autor por el que siempre manifestó predilección, haya servido de puente entre esos mundos en los que Korngold desplegó su arte: su llegada a los Estados Unidos en 1934, coincidente con el ascenso del nazismo en Europa, se debió a la invitación de Max Reinhardt para componer la música de su adaptación cinematográfica de Sueño de una noche de verano (1935). La decisión de aceptar esa invitación no sólo provocó un vuelco en su carrera sino que, como comprobaría en poco tiempo, salvó su vida.
El estreno del Concierto para violín tuvo lugar en febrero de 1947, con Jascha Heifetz como solista y la Sinfónica de St. Louis, bajo la dirección de Vladimir Golschmann. Fue un éxito inmediato.
MENDELSSOHN: SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, OP. 61
Mendelssohn contaba apenas diecisiete años cuando compuso su Obertura para Sueño de una noche de verano, Op. 21 (1826), inspirado por la lectura de la obra en la traducción de A. W. Schlegel. En 1842, y luego del éxito de su música para la Antígona de Sófocles, Mendelssohn recibió de parte del rey Federico Guillermo de Prusia el encargo de música incidental para otras piezas teatrales, entre las que se contaba la comedia de Shakespeare. Mendelssohn, por entonces a cargo de la Real Academia de Artes y de la orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, recuperó su composición de juventud y le agregó otros números, con inclusión de voces y actores.
Si bien el propio Mendelssohn no llegó a preparar una suite orquestal a partir de su obra, hay una suerte de tradición que incluye números como el “Nocturno” o la celebérrima “Marcha nupcial”. No es raro, sin embargo, que numerosas orquestas en todo el mundo tomen la decisión de interpretar la totalidad de los números del Op. 61: con su inclusión de piezas vocales y corales, además de melodramas (en los que los versos son recitados sobre la música), la composición de Mendelssohn ofrece una versión que condensa todos los elementos de la pieza teatral de Shakespeare: la música representa alternativamente la fantasía del mundo de las hadas, las intrigas amorosas en la corte de Atenas, los pasos de comedia de la compañía de teatro amateur que prepara su accidentada versión de la tragedia de Píramo y Tisbe, y las confusiones generadas por la interacción de esos mundos, propiciada por la noche de San Juan.
En Alemania, la música de Mendelssohn continuó acompañando producciones de la obra de Shakespeare hasta el ascenso del nazismo al poder, cuando se encargaron composiciones alternativas (entre ellas, ocasionalmente se escucha la de Carl Orff) para reemplazar la partitura de un compositor considerado “impuro”. En una curiosa coincidencia que el programa de esta noche pone de relieve, el propio Korngold recurrió a la música de Mendelssohn para integrarla a su primera partitura para Hollywood. Con ese “contrabando musical”, Korngold se comportó como una suerte de Puck, destilando su filtro del siglo XIX en los ojos y los oídos de los espectadores del cine del siglo XX.