Filarmónica BA

Concierto 19 | OFBA

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Concierto 19 | OFBA

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Sábado 30 de Noviembre

Días y horarios + info

Sábado 30 de Noviembre
Sala principal

Días y horarios

noviembre

30

sáb

20:00 hs

Abono OFBA

sábado 30/11, 20:00 hs

Abono OFBA

Sala principal

Concierto 19

Director invitado
Tito Ceccherini

Piano
Boris Giltburg

Programa

Parte I

Béla Bartók
(1881-1945)
Suite de El mandarín maravilloso,
Op.19

Concierto para piano N° 3 en mi mayor, Sz.119
I Allegretto
II Adagio religioso
III Allegro vivace

Parte II

Béla Bartók
(1881-1945)
Concierto para orquesta, Sz.116
I Andante non troppo. Allegro vivace
II Giuoco delle coppie. Allegretto scherzando
III Elegía. Andante non troppo
IV Intermezzo interrotto. Allegretto
V Finale. Presto

Duración estimada
Parte I: 45’
Intervalo: 15’
Parte II: 37’
Duración total: 97’

Bartók, el peregrino

Por Gustavo Fernández Walker

El programa de esta noche sigue a Béla Bartók en su derrotero de Hungría a Alemania y, de allí, a los Estados Unidos. El mandarín maravilloso es el tercer trabajo de Bartók para la escena, después del ballet El príncipe de madera (1917) y la ópera El castillo de Barbazul (1918), ambas obras con libreto de Béla Bálazs. La pieza toma como punto de partida la pantomima en un acto de Manyhért Lengyel, compatriota de Bartók y autor reconocido en su tiempo, aunque su casi patológica inseguridad lo llevó a buscar la ayuda de Sigmund Freud, por intermedio de Sándor Ferenczi. Escala en Londres mediante, Lengyel ganaría fama en los Estados Unidos como guionista de la incipiente industria cinematográfica, con historias salidas de su pluma interpretadas por Greta Garbo y Marlene Dietrich.

Lengyel presentó El mandarín maravilloso como una pantomima, un género especialmente cultivado en Munich en las primeras décadas del siglo XX: las investigaciones en la expresividad de los cuerpos se adaptaban a un espacio cosmopolita en el que no todos los actores dominaban el idioma alemán ni tenían formación en danza. Así, cuando Bartók se decidió a ponerle música a la pieza de Lengyel, un crítico calificó a la obra de “ballet en prosa”. Para un Bartók acostumbrado a recorrer los ambientes rurales de Europa central en busca de melodías de raíz foklórica, describir un ambiente urbano como el de El mandarín maravilloso fue todo un desafío, y un estímulo a su creatividad: la historia de una joven obligada por tres facinerosos a atraer incautas víctimas en un rincón oscuro de una gran ciudad generó un escándalo y la obra fue prohibida después de su estreno en Colonia por el alcalde de la ciudad (un joven Konrad Adenauer cuyo gesto sería replicado medio siglo más tarde por Juan Carlos Onganía, que incluyó la obra en la lista de títulos prohibidos en la Argentina). Ante el escándalo que generó la obra y las críticas feroces que suscitó en la prensa, Bartók reaccionó de un modo que su amigo y director del estreno, Eugen Szenkár, caracterizó cómo típicamente bartókiano: “sacudió la cabeza y me dijo que iba a revisar la entrada del clarinete”. En 1927, Bartók extraería una suite que incluye casi dos tercios de la música de la pantomima completa.

El Concierto para piano y orquesta N° 3 fue escrito en los Estados Unidos en 1945 y dedicado a su esposa Ditta Pasztory, con la intención de legar una fuente de ingresos para ella como intérprete de la obra. Bartók murió sin completar la pieza: unos pocos compases del tercer movimiento fueron orquestados por su amigo Tibor Serly. El centro de la obra lo ocupa un “Adagio religioso” que, con sus reminiscencias de Beethoven y Wagner, contrasta con las brillantes alusiones al folklore húngaro de los movimientos exteriores. Hacia el final del movimiento, un pasaje que evoca sonidos de aves e insectos ofrece un notable ejemplo de un procedimiento habitual en los movimientos centrales de las obras tardías de Bartók que se conoce en la literatura como “música nocturna”.

Lejos de su patria, con problemas financieros y de salud, Bartók recibió en 1943 el encargo de Serge Koussevitzky de componer una obra para la Orquesta Sinfónica de Boston. El resultado del encargo fue el Concierto para orquesta, que Bartók describió como “una transición gradual desde la seriedad del primer movimiento y la lúgubre canción de muerte del tercero a la afirmación de la vida del último”. Y agregó: “El título de esta pieza orquestal sinfónica se explica por su tendencia a tratar cada instrumento de la orquesta de un modo concertante y solístico. Este tratamiento ‘virtuosístico’ aparece, por ejemplo, en las secciones fugato del desarrollo del primer movimiento (en los bronces), o en el pasaje perpetuum mobile del tema principal del último movimiento (en las cuerdas), y especialmente en el segundo movimiento, en el que parejas de instrumentos aparecen consecutivamente con pasajes brillantes.” Estrenado en Boston en diciembre de 1944, el Concierto para orquesta se convirtió pronto en la pieza más popular de Bartók, que menos de una año más tarde moriría en Nueva York.

Director invitado
Tito Ceccherini

Reconocido por sus interpretaciones del repertorio del siglo XX y contemporáneo. Su habilidad para conjugar el detalle con la visión del conjunto ha sido elogiada por la crítica, como en Desde la casa de los muertos de Janáček. En la temporada 2024/25, dirigirá la ópera Der Doppelgänger de Lucia Ronchetti en el Festival de Lucerna, […]

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Piano
Boris Giltburg

Nació en 1984 en Moscú, y se mudó a Tel Aviv a edad temprana, estudiando con su madre y luego con Arie Vardi. En 2013 ganó el Primer premio en Queen Elisabeth Competition, catapultando su carrera a un nuevo nivel. En 2015 comenzó un plan de grabación a largo plazo con Naxos Records, y desde […]

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