Mediodías en el Dorado 02
Recitales en el Dorado
Días y horarios
mayo
Salón Dorado
ENTRADA GRATUITA
Se podrán obtener hasta 2 entradas por persona en teatrocolon.org.ar desde el lunes 13 de mayo a partir de las 10 hs.
Mediodías en el Dorado 02
Serie Barroca | Concierto 1
Alumnos y Maestros de la Especialización en Ópera Barroca
Ensamble Barroco del ISATC
Dirección musical y clave
Federico Ciancio
Concerto vocal
Cantus
Natalia Salardino
Sofía Centelles
Luchi De Gyldenfeldt
Altus
Lucas Alván
Víctor Muñoz Ulloa
Tenor
Álvaro Martínez García
Norberto Miranda
Bassus
Nicolás Foresti
Santiago Tiscornia
Concerto instrumental
Viola da gamba
Martín Zárate Brítez
Violoncello
Agustina Garay
Contrabajo
Martín Macías
Laúd
Juan Martín Farina
Tiorba
Sergio Casanovas
Clave
Ramiro Argüello
Órgano
Lautaro Soria
Historias Bíblicas
Oratorios romanos de Giacomo Carissimi (1605-1674)
I. Historia de Caín y Abel.
II.Historia de Job.
III. Historia de los peregrinos de Emaús.
IV. Historia de la hija de Jefté.
Música barroca por el ISATC
El Instituto Superior de Arte del Teatro Colón presenta cada año ciclos de conciertos en el Salón Dorado, dedicados a mostrar el trabajo que realizan los alumnos de las diferentes carreras con sus prestigiosos Maestros. Una vez por mes, los sábados y martes por la tarde se presenta El ISATC en el Salón Dorado y Música de Cámara del ISATC, respectivamente; en tanto los jueves a las 13 horas, Mediodías en el Dorado presenta un repertorio inusual en un horario diferente para los conciertos.
En ese marco, se presenta una serie de conciertos que atraviesan los ciclos que tienen como eje la música barroca, tanto vocal como instrumental, producto del estudio de determinado repertorio o autor por parte de los alumnos de la Especialización en Ópera Barroca y la carrera de Academia Orquestal. Así, esta Serie Barroca comienza con la interpretación de los oratorios de Giacomo Carissimi (1605-1674) compuestos para Roma.
En esa ciudad, el compositor desarrolló toda su carrera, unos cuarenta y cuatro años, en el Colegio Germánico de los Jesuitas. Desde ese lugar se hizo fama a través de la escritura de “oratorios” —muchas veces se lo designa como el creador del género— con la particularidad de combinar elementos de la ópera —un género que había nacido hacia el 1600 en Florencia— con los géneros sacros. Así, sin trajes ni escenografías, cuentan en el nuevo estilo monódico historias bíblicas o sagradas en latín alternando secciones dramáticas —en general diálogos en donde se opone el bien y el mal— con secciones narrativas —a cargo de un relator llamado “historicus”—. Para ello, se utilizaban el recitativo, arioso y arias en forma estrófica u otras, estructuras musicales propias de la ópera. Un elemento distintivo en los oratorios es el lugar que ocupa el coro, generando un momento dramático musical importante en su estructura.
La Serie Barroca del ISATC continuará el martes 28 de mayo con Los viajes de Orfeo, música vocal de comienzos del siglo XVII, preparado por el Mtro. Víctor Torres; el jueves 13 de junio con el Cantar de los cantares a cargo del Mtro. Andrés Gerszenzon; y el martes 25 de junio con música instrumental de comienzos del siglo XVIII alrededor de Georg Philipp Telemann, preparado por Joëlle Perdaens.
Historias Bíblicas
Oratorios romanos de Giacomo Carissimi
Historia de Caín y Abel
Narrador (ten): Caín ofrecía los frutos de la tierra como obsequio al Señor. Pero el Señor sin embargo en lugar de fijarse en su obsequio miró el sacrificio de Abel.
Narrador (sopr 1, 2 y 3): Caín sintió ira vehementemente y se lanzó contra su hermano y lo asesinó. El Señor entonces dijo a Caín:
Dios (bajo): ¿Dónde está tu hermano Abel?
Caín (alto): No lo sé. ¿Acaso soy el custodio de mi hermano?
Dios: ¿Qué hiciste? La voz de la sangre de tu hermano clama por mí desde la tierra. De ahora en adelante serás maldito sobre la tierra, cuando la trabajes no te dará sus frutos, vagarás y serás prófugo sobre ella.
Caín: Mayor es mi iniquidad, Señor, de lo que merezco perdón. Aquí soy expulsado y de tu rostro me esconderé y andaré vagando como un prófugo en la tierra, por lo que todos los que me encuentren querrán asesinarme.
Dios: No será así, cualquiera que asesine a Caín será siete veces castigado.
Narrador (coro a 6): Entonces se alejó Caín del rostro del Señor y habitó prófugo en la tierra.
Historia de Job
Diablo (bajo): Escucha, Job, qué calamidades caen sobre ti.
Job (alto): ¿Por qué me flagelan estas voces intimidando a mi alma?
Ángel (sopr): Es un espíritu malo; pero tienes suerte Job, yo soy el ángel del Señor, te protegeré y te defenderé.
Job: Mis oídos no se apartan de la voluntad de mi Señor. Espíritu malo y despreciado, te menospreciaré siempre que diga: Sea bendito el nombre del Señor.
Ángel: Sea también bendita su temeridad, su fortaleza, su paciencia y la perfección de su camino.
Diablo (disfrazado de mensajero): Escucha, Job…
Job: Escucho.
Diablo: … los bueyes araban y las burras pastaban cerca de ellos, y de repente aparecieron los Sabeos, tomaron todo y a los sirvientes los mataron con sus espadas, y sólo yo escapé para anunciártelo a ti.
Job: El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Sea bendito el nombre del Señor.
Diablo: El fuego de Dios cayó y quemó a las ovejas y a los pastores, y sólo yo escapé para anunciártelo a ti.
Job: Así el Señor se aplacará: ahora está hecho. Sea el nombre del Señor bendito.
Diablo: Tus hijos e hijas comían y bebían juntos, y de repente un viento vehemente irrumpió en la región del desierto, sacudió los cuatro ángulos de la casa derrumbándola y aplastando a tus hijos, y todos murieron. Y sólo yo escapé para anunciártelo a ti.
Job: Desnudo salí del útero de mi madre, y desnudo regresaré. Sea el nombre del Señor bendito.
Ángel: Vete espíritu maligno, éste es quien cuyo rostro no se espantará por los infortunios.
Dichoso hombre que te aferraste a Dios. Él te hirió y te curó, te golpeó y también te sanó, pacientísimo Job.
Espíritu maligno, vete.
Trío:
Diablo: ¿Qué voz me agita, qué me derriba?
Job: Ahora me consuela un ángel del cielo, mi guardia que me cuida.
Ángel: Sigue tu camino príncipe de las tinieblas.
Diablo: Renovación.
Ángel: No nos sirve.
Job: No temo.
Ángel: Pues siempre la paciencia vence.
Diablo: Nunca en las oraciones está dicho.
Job y Ángel: Siempre en las oraciones está dicho: Sea bendito el nombre del Señor.
Historia de los peregrinos de Emaús
Narrador (ten): Dos discípulos de Jesús caminaban hacia el castillo llamado Emaús, el cual se encontraba a sesenta estadios* de Jerusalén.
*(1 estadio= c.200 metros)
Coro a 3: Id felices, id bienaventurados, conversando entre ustedes mientras unidos reflexionan por qué fue necesario que Cristo padeciera.
Narrador (sopr. 1): Y sucedió que mientras hablaban de lo que a este hombre le sucedió, el mismo Jesús se acercó a caminar con ellos, pero ellos no lo reconocieron y él les dijo:
Cristo (ten): ¿Qué están conversando entre ustedes que los pone tristes?
Discípulo 2 (sopr 2): ¿Tú eres el único peregrino a Jerusalén que no conoce lo que le ocurrió a Jesús, el Nazareno?
Discípulo 1 (sopr 1): ¿No conoces cómo lo entregaron los sumos sacerdotes a nuestros príncipes para condenarlo a muerte y crucificarlo?
Discípulos 1 y 2: Nosotros esperábamos que Él mismo sea el Redentor de Israel. Ahora es el tercer día y Él resucitó, según testimoniaron unas mujeres que languideciendo de amor buscaban al amante celestial.
Cristo: Oh necios y lentos corazones para creer. ¿No fue necesario que Cristo padeciera para así entrar en su gloria? Ahora nuestros dolores Él cargó, y nuestros males muriendo sanó.
Coro a 3: Id felices, id bienaventurados conversando entre ustedes mientras unidos reflexionan por qué fue necesario que Cristo padeciera.
Narrador (ten): Y así mientras Jesús interpretó a sus discípulos las escrituras que de Él hablaban, llegaron al castillo al cual se dirigían, y Él fingió ir hacia otro lado, pero los discípulos invitaron a Jesús a entrar diciendo:
Discípulo 1 y 2: Termina ya el día y las sombras se inclinan. Tomemos un reposo en esta quietud que nos invita. No hagas el camino en esta noche oscura y quédate con nosotros.
Narrador: Entró entonces Jesús para descansar con ellos, y cuando Él multiplicó los panes lo reconocieron, pero Él se esfumó.
Dijeron los discípulos entre ellos:
Discípulo 1 y 2: ¿No es cierto que nuestro corazón ardía en nosotros mientras nos hablaba en el camino y nos manifestaba las escrituras?
Vayamos, levantémonos y cantando digamos: ¡Oh, victoria de Cristo! ¡Oh, triunfo! ¡Oh, inmortal gloria del resucitado!
Coro a 3: Vayamos, levantémonos y cantando digamos: ¡Oh, victoria de Cristo! ¡Oh, triunfo! ¡Oh, inmortal gloria del resucitado!
Historia de Jefté
Narrador (alto): Habiendo el rey de los hijos de Amón llamado a batalla a los hijos de Israel, y no habiendo querido escuchar las palabras de Jefté, el espíritu del Señor vino sobre Jefté, y él partió contra los hijos de Amón y haciendo votos al Señor dijo:
Jefté (ten): Si el Señor pone en mis manos a los hijos de Amón ofreceré al Señor en holocausto (hoguera) a quien primero salga de mi casa a mi encuentro.
Narrador (coro a 6): Partió entonces Jefté contra los hijos de Amón, y luchó contra ellos con espíritu valiente y con la fuerza del Señor.
Narrador (sopr 2 y 3): Y resonaban las trompetas y retumbaban los timbales, y fue iniciada la batalla contra Amón.
Israelita (bajo): ¡Huyan, cedan impíos, perezcan, sucumban bajo la espada! El Señor de los ejércitos se ha levantado y combate contra vosotros.
Israelitas (coro a 6): ¡Huyan impíos, sucumban y sed destruidos por el furor de la Espada!
Narrador (sopr): Y Jefté hirió veinte ciudades de Amón causando inmensos estragos.
Narrador (sopr1 y 2 y alto): Y con grandes llantos los hijos de Amón fueron humillados delante de los hijos de Israel.
Narrador (Bajo): Pero cuando Jefté retornó victorioso a su casa, se precipitó a su encuentro su única hija, que acompañada por tambores y danzas, cantó:
Hija (sopr): ¡Comenzad con los tambores y tocad los címbalos! ¡Entonemos un himno al Señor y cantemos una canción! Alabemos al rey de los cielos, alabemos al príncipe guerrero, que dio victoria a los hijos de Israel.
Dos israelitas (sopr 1 y 2): Entonemos un himno y cantemos un cántico al Señor que nos dio la gloria, y a Israel la victoria.
Hija: Cantad conmigo al Señor, cantad pueblo entero, alabad al príncipe de la guerra que nos dio la gloria y a Israel la victoria.
Israelitas (coro 6): Cantemos todos al Señor, alabemos al príncipe de la guerra que nos dio la gloria y a Israel la victoria.
Narrador (alto): Cuando Jefté, recordando los votos que hizo al Señor, vio que su hija venía a su encuentro, preso del dolor y en lágrimas se arrancó las vestiduras y dijo:
Jefté: ¡Ay de mí! Hija mía, me decepcionas, hija única. Y tú igualmente, hija mía, te decepcionas.
Hija: Pero, padre… ¿por qué te decepciono? ¿Por qué yo, tu única hija, te decepcionaría?
Jefté: Dije al Señor que al primero que saliera a mi encuentro al regresar a casa lo ofrecería en holocausto. ¡Ay de mí! Hija mía, me decepcionas, hija única. Y tú igualmente, hija mía, te decepcionas.
Hija: Padre mío, si has hecho votos al Señor, y Él te ha vuelto victorioso sobre tus enemigos, heme aquí, tu única hija, sacrifícame por tu victoria. Pero una cosa, padre mío, concede a tu hija única antes de morir…
Jefté: ¿Qué cosa podría consolar tu alma, que podría consolarte a ti, hija única destinada a morir?
Hija: Déjame errar dos meses por los montes, para llorar con mis compañeras, mi virginidad.
Jefté: Vé, hija única, y llora tu virginidad.
Narrador: (coro a 4): Entonces la hija de Jefté se encaminó a los montes y lloró con sus compañeras su virginidad, diciendo:
Hija: Llorad colinas, doleos montañas, y clamad con mi corazón afligido. (Eco).
¡Mirad! Moriré virgen y en mi muerte no podré encontrar consuelo en mis hijos. ¡Gemid selvas, fuentes y ríos y llorad por la destrucción de una virgen! (eco)
¡Ay de mí! Entre la felicidad del pueblo, la victoria de Israel y la gloria de mi padre yo, virgen y sin hijos moriré y no viviré.
¡Horrorícense piedras, indígnense colinas, valles y cavernas y con sonidos horribles resonad! (eco)
Llorad hijos de Israel, llorad mi virginidad y en un canto de dolor, lamentaos por la hija única de Jefté.
Coro a 6: Llorad hijos de Israel, llorad todas las vírgenes, y en un canto de dolor lamentaos por la hija única de Jefté”.
Director musical
Federico Ciancio
Nació en 1976 en Buenos Aires. Se formó en la Escuela de Arte de Berisso y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata. Interesado por la práctica del bajo continuo y la música italiana del siglo XVII, formó el Concerto Cima en 1996 para estudiar e interpretar el repertorio instrumental y […]
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