OFBA

Concierto 02 | OFBA

Divina Italia (Finale)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

 

Concierto 02 | OFBA

Divina Italia (Finale)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

 

Sábado 20 de abril

Días y horarios + info

Sábado 20 de abril
Sala principal

Días y horarios

abril

20

sáb

20:00 hs

Abono OFBA

sábado 20/04, 20:00 hs

Abono OFBA

Concierto 02

Divina Italia (Finale)

Director
Marco Alibrando

Violoncello
Narek Hakhnazaryan

Programa

Giacomo Puccini
Crisantemi
Preludio Sinfónico

Piotr Ilich Tchaikovsky
Nocturno en re menor, Op. 19 Nº 4
Variaciones sobre un tema Rococo

Ottorino Respighi
Fontane di Roma”

Viejos y nuevos mundos

Por Santiago Giordano

Hacia 1880, Milán era un reino para la ópera. Giuseppe Verdi era el estandarte de una tradición que había marcado a fuerza de melodía y sentimiento el espíritu y el gusto musical de la Italia unificada. Giacomo Puccini, descendiente de compositores religiosos de Lucca, en Toscana, llegaba a la capital lombarda con una beca para estudiar en el Conservatorio. El joven acababa de egresar del Instituto Pacini de su ciudad natal tras componer una “Misa a cuatro voces” –hoy conocida como Messa di Gloria–, que además del dominio del contrapunto severo en los pasajes corales evidencia una particular vocación dramática en los números solistas.
En el Conservatorio, Puccini profundizó sus búsquedas dramáticas, que dieron entre sus primeros resultados el Preludio Sinfónico (1882). La obra es el reflejo de esta etapa de aprendizaje, en la que la deuda con Wagner es evidente. Aun así, por sobre los guiños al “Preludio” de Lohengrin y algún gesto de Tannhäuser, es posible escuchar ciertas cadencias, sugestivos retrasos en los cierres melódicos y un andamiaje rapsódico que prefiguran un estilo personal. Sin edición, el Preludio sinfónico durmió el sueño de los justos, hasta que en los ‘70 fue restaurado para entrar y quedarse entre las rarezas instrumentales de un gran operista.
Después de renegar tras el éxito operístico con sucesivas revisiones de Le villi y Edgar –donde recicló varios motivos del Preludio sinfónico–, en enero de 1890, ante la muerte de Amedeo di Savoia, Puccini compone Crisantemos. El compositor apela al cuarteto de cuerdas –la versión para orquesta de arcos es posterior–, herramienta habitual para ejercitación instrumental del operista, y ahora recurso de necesario talante artístico para la intimidad y el recogimiento. En un breve movimiento, levemente sombrío y sugestivamente lánguido, Puccini elabora dos ideas melódicas que reflejan más sentimentalismo que patetismo, las mismas que reutilizará en 1893 en el último acto de Manon Lescaut, finalmente, su primer éxito en la ópera.
En la Rusia de 1876, donde la gran discusión era entre nacionalistas y europeístas, Piotr I. Tchaikovsky apeló a la historia y sobre un motivo tradicional elaboró variaciones de galantería y virtuosismo settecentescos. Variaciones sobre un tema rococó para violoncello y orquesta Op. 33, es acaso un homenaje a Mozart, sumergido en la sensibilidad del Romanticismo tardío. Separadas por breves cadenzas del violoncello e interludios orquestales, las variaciones fluyen hacia el final brillante, sumando gracia y exigiendo destreza del solista, sostenido por los tonos ligeros de una orquestación transparente.
El sinfonismo romántico tardío demoró en llegar a la Italia melodramática. Tras la aventura naturalista de la generación previa al fascismo –Puccini, Mascagni, Giordano–, le tocó a “la generación del ’80” reenlazar con la tradición que hasta fines del Settecento había hecho de la península la gran factoría de la música instrumental. Ottorino Respighi fue el músico más importante de esa camada y acaso el único con proyección internacional, en un contexto en el que Italia imaginaba su grandeza a través de comparaciones a menudo incómodas con el Imperio Romano.
Fontane di Roma (1916), una de sus páginas más célebres, es el primer momento de lo que junto a I Pini Di Roma (1924) y Feste romane (1928) se conoce como “trilogía romana”. Más que una ciudad y sus vivencias, Roma fue para el compositor boloñés un mundo de imágenes. Sin acción, en Fontane di Roma cuatro postales fluyen para ser contempladas, en un movimiento de luces entre el alba y el crepúsculo. “La fontana di Valle Giulia”, “La fontana del Tritone al mattino”, “La fontana di Trevi al meriggio” y “La fontana di Villa Medici al tramonto” articulan un programa preciso, que no se despliega en desarrollo temático sino que se combina en cuadros, colores cambiantes que reflejan un impresionismo de contornos firmes, sin ambigüedad ni evanescencia. Estrenada en 1917, se trata de una obra maestra de esa idea que será determinante para la música de Respighi, en la que sonoridades imágenes de lo antiguo contribuyen a un programa de la modernidad, a través del virtuosismo orquestal que modela con eficacia los contornos rapsódicos del poema sinfónico.
Director invitado
Marco Alibrando

Nació en Messina y debutó a los 24 años en Florencia. Se formó con Gianandrea Noseda, Gianluigi Gelmetti (Accademia Chigiana de Siena), Vittorio Parisi, Lutz Köhler, Antonino Fogliani, Donato Renzetti, Romolo Gessi y Giuseppe Lanzetta. Además, se formó como pianista. Dirigió Adina en el Festival Rossini en Wildbad, Duetti Amorosi en el Festival Rossini de […]

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Violoncello
Narek Hakhnazaryan

Ganó el Primer Premio y la Medalla de Oro del XIV Concurso Internacional Tchaikovsky en 2011 a los 22 años. Ha tocado con la Orquesta de París, la Royal Philharmonic Orchestra, la Sinfónica de Londres, las Filarmónicas de Londres, Rotterdam, Estocolmo, Helsinki, Los Ángeles, Seul y Radio Frankfurt, así como la Berlin Konzerthaus, Radio Finlandia […]

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