Sala principal
Concierto 10
Director
Chungki Min
Piano
Arta Arnicane
Órgano
Felipe Delsart
Programa
Parte I
Paul Dukas
(1865 – 1935)
Obertura Polyeucte
Cesar Franck
(1822 – 1890)
Variaciones Sinfónicas para piano (FWV46)
Piano
Arta Arnicane
Parte II
Camille Saint-Saëns
(1835 – 1921)
Sinfonía N°3 en do menor, Op.78
I Adagio – Allegro moderato – Poco adagio
II Allegro moderato – Presto – Maestoso – Allegro
Órgano
Felipe Delsart
Parte I: 33’
Intervalo: 15’
Parte II: 37’
Duración total aproximada: 85’
Comentario
Ampliación del campo de batalla
Por Gustavo Fernández Walker
En Francia, durante el último cuarto del siglo XIX, la música se convirtió en terreno fértil para las discusiones acerca de la identidad de la nación. La derrota en la guerra franco-prusiana en 1871 implicó que la elección de género, forma, e incluso timbres pudiera ser el foco de una controversia política. Ese mismo año, se creó la Société Nationale de Musique, con el fin de promover la obra de los compositores franceses bajo la consigna Ars Gallica. Hasta entonces, las salas de concierto de París programaban una mayoría de compositores alemanes, con una diferencia de 10 a 1 respecto de los locales: una treintena de obras de Gounod o Berlioz contra más de trescientas veladas con obras de Beethoven. Los tres compositores que integran el programa de esta noche fueron apoyados o formaron parte del directorio de la Sociedad. Esto no quiere decir, desde ya, que ese frente nacional haya sido uniforme: había en su interior diferencias que, en la mayoría de los casos, involucraban la mayor o menor permeabilidad de los músicos a la influencia alemana, y en particular de la música de Wagner, muerto en Venecia en 1883. Algo de esa influencia wagneriana puede percibirse en la pieza para orquesta que Dukas escribió en 1891 como obertura para la tragedia Polyeucte de Pierre Corneille, que presenta el martirio de Polieuto de Melitene a manos de los romanos en el siglo III (la historia llegó a la ópera de manos de Donizetti y Gounod, entre otros). Los ecos wagnerianos en la pieza de Dukas no sólo se pueden apreciar en el sutil uso de leitmotivs, sino especialmente en la orquestación, cuya sonoridad remite a las últimas composiciones de Wagner, como El ocaso de los dioses o Parsifal. Las Variaciones sinfónicas de César Franck fueron estrenadas en mayo de 1886, en el concierto anual de la Société Nationale de Musique. El título es engañoso, en tanto la obra funciona casi como un concierto para piano y orquesta. Si bien es cierto que se trata de una pieza en un único movimiento, sus tres secciones podrían funcionar como los movimientos de un concierto: un comienzo Poco allegro y un brillante Allegro non troppo enmarcan la sección central, un Allegretto quasi andante estructurado como un tema (presentado por el piano) y sus variaciones (sinfónicas). Aquí la inspiración parece haber sido, más que Wagner, el Beethoven del Cuarto concierto para piano, con su diálogo casi teatral entre orquesta y piano en el Andante con moto central. La Sinfonía N° 3 de Camille Saint-Saëns fue estrenada en Londres en mayo de 1886. Unas semanas después del estreno, Franz Liszt moría en Bayreuth durante los festivales de ese año. Al conocer la noticia, Saint-Saëns dedicó la obra a la memoria de su amigo. La última sinfonía de Saint-Saëns funciona como summa de su vasta obra: los habituales cuatro movimientos de una sinfonía aparecen aquí repartidos en dos secciones (la introducción y el Allegro moderato inicial junto con el movimiento lento, Poco adagio; el scherzo junto al imponente final Maestoso-Allegro), pero a ese virtuosismo formal se suma el golpe de efecto de los dos pianos incorporados a la textura de la orquesta (en la sección correspondiente al trio del scherzo), más el imponente sonido del órgano en la sección final de la sinfonía. Además de virtuoso pianista (como tal había forjado su amistad con Liszt) y figura tutelar del Conservatorio de París, Saint-Saëns había desarrollado una importante actividad como organista. Esta sinfonía es una suerte de declaración a favor de esa ars gallica, entendida como culminación de la música francesa. Si la forma de la sinfonía estaba asociada particularmente a la música alemana, Saint-Saëns demostraba con esta pieza que podía imaginarse un tipo de sinfonía que fuera eminentemente francesa, camino que continuarían Franck y Dukas. La influencia de Saint-Saëns en el arte francés se extiende también a la literatura (su identidad sería la que se esconde detrás del Vinteuil de En busca del tiempo perdido de Proust) y el cine, dado que es el autor de una de las primeras bandas sonoras (El asesinato del duque de Guise de Calmettes y Le Bargy), en 1908.