Ópera

El Cónsul

Giancarlo Menotti

El Cónsul

Giancarlo Menotti

Del 6 al 13 de Agosto

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Del 6 al 13 de Agosto
Sala principal

Días y horarios

El Cónsul

Gian Carlo Menotti
Estreno: Schubert Theater, Philadelphia. 1950
Estreno en el Teatro Colón: 1953
Última representación en este teatro: 2022
Ópera en tres actos (1950)
Música y libreto en inglés de Gian Carlo Menotti

Dirección Musical
Marcelo Ayub

Dirección de escena
Rubén Szuchmacher

Reposición

Ecenografía y Vestuario
Jorge Ferrari

Iluminación
Gonzalo Córdova

Orquesta Estable del Teatro Colón

Sinopsis

La ópera del siglo XX mantuvo una relación conflictiva con uno de sus principios esenciales: el espectáculo. Puede pensarse que Mauricio Kagel, Karlheinz Stockhausen o John Cage diseñaron lenguajes que tuvieron la escena en una alta consideración pero, claramente, era una escena opuesta a la tradición. Shostakovich o Britten, en cambio, jugaron a favor del aprovechamiento contemporáneo de las convenciones consagradas, Uno de quienes  mejor ha encarnado esa tendencia es Gian Carlo Menotti. Nacido en Italia pero afincado en los Estados Unidos, sus óperas funcionan como explicitación de una manera muy norteamericana del arte: eclecticismo, un sentido dramático à la Arthur Miller y la licitud de los golpes de efecto. Y si los espectáculos escénicos de John Cage pueden asimilarse con el Village, los de Menotti se corresponden con la avenida Broadway. El Cónsul, estrenada en 1950 en Filadelfia y con una prolongada segunda vida, precisamente, en Broadway, derivó en un Premio Pullitzer y en la tapa de la revista Time. El libreto, escrito por el propio Menotti (como en todas sus obras para la escena), refería directamente a una temática que la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría pusieron en el primer plano. La mujer de un líder de la oposición, perseguido por la policía secreta de un país innombrado, trata de conseguir en un consulado la visa para poder salir al extranjero. El cónsul del título jamás aparece pero, en cambio, una secretaria pide una y otra vez papeles distintos, cuestionarios y trámites a la desventurada Magda Sorel y a una suerte de corte de los milagros que acude cada día a las oficinas. Con un lenguaje situado entre Kafka, el expresionismo y algún toque de surrealismo, El Cónsul excede ampliamente la referencia a los regímenes de la égida soviética en los años cincuenta y se erige  en una reflexión humanista acerca de cualquier clase de totalitarismo.

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